Oscar Pistorius nació en Sudáfrica un 22 de
noviembre de 1986. A los once meses de vida, debieron amputarle ambas piernas
debido a una malformación degenerativa de dichas extremidades. Estas habían
salido del útero materno sin peronés ni tobillos. La decisión fue muy difícil
para sus padres, Henke y Sheila, ya que de no hacerlo, la malformación en sus
huesos iría degenerando y le crearía serios problemas en la
adolescencia. Ante este problema, optaron por amputarle las piernas ya que así
el niño lograba adaptarse a las prótesis desde pequeño y no tendría ningún tipo
de problemas más adelante. Frente a esto, Pistorius afirma: "Siempre he
pensado que la decisión de mis padres fue la adecuada".
En un principio
todo marchaba bien. En seis meses, Oscar ya podía correr libremente con sus
prótesis. El problema surgió a la hora de comenzar el colegio, ya que sus
compañeros se le burlaban constantemente. Oscar, desde pequeño, aprendió a
ignorar las burlas. En algunas entrevistas realizadas sostiene: "Yo no soy
un inválido, simplemente no tengo piernas. Además, todo el mundo tiene alguna
discapacidad… las peores son las del espíritu”. La verdadera pasión
que lo acompaña a Oscar, desde que era joven, son los deportes. Todos pensarían
que ante esta dificultad con la que cuenta, le resultaría imposible practicar
deporte alguno. Pero no es así, ya que practicó varios de ellos. Primero rugby
y waterpolo, luego natación y por último (sin dudas con el que más éxitos
logró) atletismo. A través del
atletismo, Oscar logró trascender a nivel mundial ya que se lo conoce como “the
fastest thing on no legs” (la cosa más rápida sobre ninguna pierna). A esta denominación
se la puede justificar desde los hechos, ya que por ejemplo registra 46,34
segundos en 400 metros, o la máxima velocidad en los Juegos Paralímpicos de
Atenas 2004, con un oro en los 200 metros y un bronce en la carrera de 100
metros. Esto es totalmente sorprendente si se tiene en cuenta que fue marcado
por un atleta paralímpico.“He tenido la suerte de participar en los Juegos Paralímpicos, pero si pudiera ir a los Olímpicos sería una bendición. Soy un deportista, me da igual contra quien corro porque mi preparación y mi concentración es la misma”, afirmó durante su conferencia en la ‘I Semana del Deporte Inclusivo’, que tuvo lugar en el estadio Santiago Bernabéu.
El campeón paralímpico de 100, 200
y 400 metros es consciente de que competir en los Juegos será “difícil”, pero
confía en ser “lo más fuerte que pueda”. “Ir a Londres sería una gran oportunidad y un hito
en mi carrera. Quiero dar lo mejor y clasificarme para los Juegos, pero siempre
estaré encantado de haber participado en los Paralímpicos”, apuntó.
Por otra parte, volvió a defender su postura frente a la IAAF, ya que
está convencido de que sus ‘cheetah’ no le dan ventaja. “No creo que mis
prótesis me den ninguna ventaja, si así fuera, no competiría”, apuntó.
Pistorius explicó que en 2007
tuvo que someterse a unos exámenes en la Universidad de Colonia cuando la IAAF
decidió cambiar su normativa para impedirle participar en competiciones de alto nivel. Esas
pruebas dictaminaron que el africano usa “un 36 por ciento menos de oxígeno que
una persona sin prótesis”. Pero se quedó “atónito” y decidió acudir a otros expertos.
“Los científicos de la
Universidad de Houston demostraron que no tengo ventaja y con sus pruebas fui
ante el TAS. Tras tres días de deliberaciones, me dieron la razón.
Sólo tuve mes y medio para intentar conseguir la mínima para Pekín, y no pude
lograrla. De todos modos, me abrieron las puertas. Ahora tengo que trabajar,
pero creo que voy a lograr la mínima”, explicó.
Además, explicó que los Juegos
Paralímpicos de Atenas 2004 cambiaron su vida. “Tenía 17 años y estaba muy
nervioso, pero aprendí mucho de las semifinales de los 200 metros. Hubo dos
salidas nulas, y la tercera también me lo pareció, así que no salí de los
tacos. Pero mis rivales, sí. Entonces, me dije ‘no importa haber empezado mal,
o sigo adelante, o me rindo, así que allá voy’. Estas lecciones te vienen bien
en la vida. Cuando gané el oro en los 200 en Atenas, era tan inocente que me
fui a abrazar con mis rivales”, confesó.
Relata una anécdota que le
sirvió para reconciliarse con sus prótesis con tan sólo cuatro años. “Mi
hermano mayor tenía un ‘kart’ muy rudimentario, sin frenos, que me encantaba, pero
no me dejaba ni tocarlo. Un día me invitó a tirarme con él por la colina
cercana a mi casa. Era fantástico y divertido, pero cuando llegó el momento de
girar, mi hermano no lo hizo. Empecé a preocuparme, porque llegábamos a un
cruce, y entonces, mi hermano cogió mi pierna, con un zapato de Mickey Mouse,
y la usó como freno. Me salvó la vida y vi que no estaba tan mal llevar
prótesis”, finalizó.
La madre de
Oscar murió inesperadamente hace unos años. No pudo disfrutar del éxito de su
hijo, sin embargo, cuando él tenía 1 año le escribió una carta, para cuando
fuese mayor, que decía:
“Un perdedor
no es quien llega el último sino aquél que se sienta y mira y nunca intenta
correr”
No hay comentarios:
Publicar un comentario